Décimas al reloj

Viejo reloj de madera
Adornabas la muralla
Viste crecer mi quimera
Que recuerdo donde vaya

Isócrono movimiento
con tu ritmo y tu compás,
marcando el tiempo fugaz
impreso en mi pensamiento.
Con alegría y lamento
al costado de la vera,
en invierno y primavera
perenne tu trayectoria,
aún vives en mi memoria
viejo reloj de madera.

Me ayudaste a ser puntual
como siempre en cada cita,
pa’ verme con Margarita
eso que era lo habitual.
Suceso casi ritual
donde mi deseo estalla,
tú, la muda atalaya
donde mi recuerdo estriba,
mirando pasar la vida
adornabas la muralla.

Lo que estoy rememorando
es aquel querido rancho,
al que ni en mis sueños mancho
en él estoy cavilando.
Dirán está delirando
mi paisano si pudiera,
echar mi nostalgia fuera
comprenderían lo que digo,
mi fiel y mudo testigo
viste crecer mi quimera.

Los que miran y no ven
pasando esta vida hermosa,
la muerte es muy generosa
al dejarnos vivir bien.
Disfrutando d‘ este edén
airosos en la batalla,
paisano que no desmaya
va bregando en su camino,
son las huellas del destino
que recuerdo donde vaya.

Al fin en la despedida
lo que hoy conservo y ciño,
son los recuerdos de niño
con mi gente tan querida.
¡Donde vivía la vida!
sin importar patrimonio,
como obra del demonio
en un rincón de la troj,
ese encantador reloj
el más claro testimonio.

Brindis:
Por el reloj brindaré
el de pared y pulsera,
es con su mágica esfera
con la que me embelesé.
Soñando me ilusioné
con laureles y el olivo,
las razones que cultivo
procuran sobrevivir,
sin resignarse a partir
por las calles del olvido.

Por Luis, desde el cerro Merced.
Valparaíso, noviembre de 2015.

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